Lo que debes saber sobre el aval

Cuando solicitamos un crédito o un préstamo ante un banco, una de las palabras que más comúnmente escuchamos es la de aval. Pasamos de la emoción (“¡al fin me van a dar ese crédito que tanto he querido!”) a la confusión (“¿qué es el aval?”).

Entre las preguntas más comunes sobre el tema están las siguientes: ¿el aval es otra palabra que se usa para referirse al préstamo? ¿Cuántas modalidades de aval existen? ¿Es realmente necesario que me otorguen el crédito?

Has llegado al sitio indicado si tienes esta y otras preguntas, pues en este artículo aclararemos las dudas más frecuentes sobre el aval.

¿Qué es el aval?

El aval es un mecanismo para garantizar el cumplimiento de las deudas. Es muy sencillo: supongamos que un banco (acreedor) le da un crédito a Luis (deudor). El banco le solicita un aval a Luis para asegurarse de que podrán recuperar el dinero prestado. Luis le pide a su mejor amigo, Pedro, que sea su avalista. A través del aval, Pedro se compromete a pagar en caso de que Luis no pueda hacerlo. 

¿Es necesario siempre?

La respuesta es no, no todas las deudas necesitan del aval para garantizar su pago. Existen casos de préstamos sin aval, tal es el caso de los minicréditos sin nómina ni aval, donde el monto del crédito suele ser pequeño (unos 1.000 euros), y el plazo de amortización que se concede es muy corto.

Otro de los casos en los que no es necesario un aval es en los anticipos de nómina, ya que el comportamiento en el pago garantiza su cumplimiento, y su tasa de interés es baja.

Además, el aval no es la única opción en los casos que se necesite de una garantía de cumplimiento. Existe también la garantía hipotecaria, donde no es la persona sino un bien (un terreno, un departamento o coche) quien responde en caso de incumplimiento de la deuda.

¿Cuáles son los principales tipos de aval?

Hay algunos más, pero es bueno comenzar a conocer los más comunes.

  1. Según su duración: puede ser por plazo determinado, en el que se fija un plazo de caducidad para el aval. En este caso debe constar en el documento respectivo. También puede ser indeterminado, donde el aval se extingue solamente cuando la deuda ha sido pagada.

  2. Según la obligación: se clasifica en:
  • Aval técnico: el avalista debe cumplir con compromisos que van más allá de la entrega de dinero.  

  • Aval económico: acá tanto el avalista como el deudor se comprometen a entregar una suma de dinero al acreedor. En esta modalidad hay, a su vez, dos tipos más. En el financiero se garantiza la devolución del dinero recibido en préstamo, mientras que en el comercial la garantía cubre el pago de transacciones comerciales.
  1. Según el emisor: tenemos el aval personal, en el que el avalista pueden ser una persona física o jurídica; y el aval bancario, donde el avalista es una institución financiera.

  2. Según los derechos del acreedor frente al avalista: el aval puede ser simple, donde el avalista responde por el cumplimiento solo después de que el deudor se declara insolvente, o solidario, que es cuando el acreedor puede solicitar el pago de la deuda indistintamente al avalista o al deudor.

Algunos consejos acerca del aval

Son una condición que es mejor saber usar para no entrar constantemente en riesgos.

  1. Utilizarlo en situaciones puntuales y no de forma recurrente. Es preferible optar por los préstamos sin aval antes que aceptar una deuda con aval.

  2. En caso de que seas el deudor, es recomendable que escojas a un avalista solvente. En este sentido, lo mejor es buscar la asesoría de un profesional antes de tomar una decisión al respecto.

  3. Si lo que quieres es dejar de ser avalista puedes solicitar una renovación en el préstamo, cambiando las condiciones de la deuda y eliminando el aval. También puedes optar por pedir la sustitución del avalista, donde se escogerá a otra persona que garantice el aval.